Pasa una vez más, me encuentro parada totalmente débil ante el amor, esperando una respuesta...
Una respuesta que no sé si querré escuchar, una posibilidad que no he considerado.
Y no quiero enfrentarlo, no quiero sentirme insuficiente, no quiero...
Quisiera correr en el sentido contrario, correr lejos, escapar del sentimiento.
Correr sin ser alcanzada, correr hacia un lugar seguro y tranquilo, sólo correr.
Pasa de nuevo... no sé que esperar, no sé si continuar o darme por vencida,
son situaciones que no controlo, son situaciones que no entiendo, y el corazón se ríe de nuevo.
Tengo miedo de llorar, tengo miedo de caer, tengo miedo de dudar...
Sólo quiero correr, correr y alejarme de todo.
Me doy la media vuelta y corro, corro sin mirar atrás, corro con miedo, corro sin esperanza.
Sigo corriendo... y cuando estoy a punto de cansarme de correr alguien me detiene, alguien que viene corriendo tras de mi desde que me di la vuelta...
Esa mano que me detuvo, esa mano que me ha perseguido... esa mano tan segura.
Tengo miedo de voltear, tengo miedo de ver que esa mano es sólo una ilusión...he dejado de correr.
Y de un tacto sencillo, un abrazo se prolonga; un abrazo protector...un abrazo cálido y una voz... "Puedes seguir corriendo pero siempre correré tras de ti, siempre te alcanzaré, debes estar segura de eso".
Que voz tan familiar... que tranquila me siento de que sea él quien me alcanzó.
Volteo a verlo... que ojos tan familiares, que sonrisa tan sincera...
-"¿Puedo dejar de correr?"
-"Siempre has podido, ¿quieres dejar de correr y dejarme alcanzarte?"
-"¿Qué pasará si dejo de correr?"
-"¨Por fin podré enamorarte, por fin podré hacerte sentir segura, y te daré mi corazón"
-"Tengo miedo"
-"Puedes tener miedo, incluso puedes correr, pero siempre, siempre te alcanzaré. Sin importar lo que pase yo estaré tras de ti. Así es lo que siento por ti"
