Desempolvando Sentimientos

Hace tiempo escribí, prometí y dije que ya no habría más sentimientos, hace tiempo decidí dejar eso para alguien más y dedicarme a observar, razonar, pensar para no ser lastimada de nuevo.

Con esas promesas y palabras, encerré en un cajón todas las palabras que tenía reservadas, todas las ganas de escribir estaban en una esquina y todo lo que sentía lo ocultaba tras un velo.
Pero hoy, sin esperarlo, algo increíble ha pasado... alguien tuvo el valor de asomarse tras ese velo, y mejor aún, empezó a desempolvar los sentimientos.

Ahora quiero escribir todo el tiempo, quiero decirle, decirles a todos lo que me ha pasado, decir lo que se siente, después de tanto tiempo, volver a experimentar la pasión, la emoción que creí haber olvidado en algún cajón.

Es increíble, había tantos sentimientos que ligaba con cosas malas... como ese nerviosismo antes de ver a alguien, ese dolor de estomago y sudor en las manos antes para mi era fatal, la señal de que millones de cosas podían salir mal y ahora que lo vuelvo a sentir, tantos años después, me doy cuenta que en realidad es algo bueno. Son esas ganas de que pase el tiempo más rápido, esa anticipación por lo que podría pasar, el nerviosismo de una cita.

Y no sólo es eso, hoy me descubrí caminando por la calle, reviviendo el momento que pasamos juntos cuando de pronto sentí un golpe de calor en el pecho, que me recorrió todo el cuerpo, activado por un recuerdo... tu mano en mi mejilla.

Cada hora que pasa voy encontrando más y más sensaciones, experiencias y sentires que no recordaba, que asociaba con cosas negativas y hora a hora mi asombro se incrementa. ¿Cómo es posible que puedas hacerme sentir tanto, haciendo tan poco? Pero lo que haces, para mi, significa un mundo. Un mensaje o una llamada... Es impresionante lo que despiertan, impresionante y atemorizante.

Por que sí, si estoy confesando lo que siento, he también de confesar que tengo miedo, que muero de miedo ante lo que está pasando, que sigo creyendo que no es verdad y que en cualquier momento desaparecerá esto que es algo tan mágico, sigo creyendo que es una trampa... Pero cuando estoy contigo todo eso se me olvida, bajo mis defensas y me presento ante ti tal como soy, tal como me oculto...y vuelvo a sentir.

Y después de todo esto, quiero decirte una cosa.... Te quiero, aunque suene prematuro.

Róbame un beso

Cuando te tengo en frente
y puedo perderme en tus ojos
cuando te siento cerca
y puedo escuchar tu voz
existe un eco
un suspiro del viento
un susurro inminente...

En el silencio se siente,
en el recuerdo presente
persiste y perdura un pensamiento
un deseo secreto, no tan oculto
una petición....

Róbame un beso,
rompe la distancia que existe
quítame el aliento
y sorprendeme

Róbame un beso
que nuble mi razón
que inhiba mis dudas
y alimente el alma

Róbame un beso,
en secreto,
en complicidad,
en vivo y en directo

Róbame un beso
que apunte al alma,
eterno y último.

Róbame un beso
y con ello, el corazón.

Detalles

Todos creen que la felicidad es algo muy complicado y difícil de lograr, creen que es algo inalcanzable y poco común, yo he descubierto que en realidad es algo muy sencillo, tan sencillo como los detalles.

Detalles, esos pequeños momentos o coincidencias que te hacen sonreír una y otra vez, que hacen que el tiempo pase volando y te dejan con ganas de más. Cosas que ni siquiera son complicadas pero son muy impactantes y que te dejan una sensación inexplicable, un calor muy especial recorriendo tu cuerpo. Pueden ser cosas tan sencillas como disfrutar de un paseo nocturno en un jardín, platicar por horas sin notar el tiempo, ir caminando y descubrir letreros que dicen "Respira el momento", todos detalles.
Detalles como la compañía, detalles como ver un cielo estrellado y poder detenerte a admirarlo, descubrir cosas que no sabías y encontrarte una y otra vez reflejada en otra persona y sentirte tranquila, sobretodo sentirte tranquila y completa. Como si el tiempo no importara, como si se conocieran de hace años....

Son esos detalles que conforman la felicidad, detalles como tener una cena imaginaria, como querer pasar los domingos de una manera tranquila, como disfrutar de cosas antiguas o escuchar una canción que te gusta mucho mientras vas caminando, detalles pequeños o grandes, coincidencias o cosas planeadas, pero al fin y al cabo detalles que te hacen sentir, que te hacen sonreír, que te hacen pensar en una persona todo el día o preguntarte si estará pensando en ti. Detalles capaces de parar el tiempo y hacerte sentir que no es suficiente, detalles que si recuerdas vuelves a sonreír y quieres volver a vividlos, todos son detalles que vistos en conjunto, desde lejos, forman algo inmenso e inesperado.

Y de repente, sin que te des cuenta, tienes una fuente de felicidad infinita construida de detalles, un lugar en donde puedes descansar de un día pesado o malo, un santuario en donde puedes ser tú mismo y convivir con tus ideas, con las cosas sencillas de la vida que olvidas disfrutar día a día, una estancia que no tiene tiempo, distancias o límites, que siempre está presente y ya forma parte de ti, con nombre y apellido.