"Que te quedarás contigo una vida entera, que contigo adiós inviernos y sólo primaveras, que contigo adiós tristezas...Mientes tan bien que me sabe a verdad todo lo que dices... y quiero creer"
El corazón y la mente parecen trabajar juntos en el mismo cuerpo...juntos pero no revueltos. De alguna manera tu mente te intenta proteger o te hace ver lo que te conviene, te busca un buen partido y una buena manera de salir adelante con el menor daño posible...pero siempre contradice al corazón, que por alguna razón extraña, siempre escoge a la persona que se ha de amar de una manera...pues no razonable.
Alguna vez alguien muy sabio e importante en mi vida me dijo:"es completamente normal que sientas que las personas a las que amas son las que más te dañan, pero ese poder se los das tu al amarlos, por que significa que lo que ellos dicen tiene mucho más peso que lo que te dice el resto del mundo, si no los amaras, ni las cosas buenas ni las cosas malas te importarían.Siempre, las personas a las que amamos son las que más daño nos hacen"
A falta de una mayor explicación, me lo dijo a manera de consuelo cuando alguien a quien le entregué mi corazón me lo entregó roto y yo le reclamaba el dolor...reclamaba todo lo que estaba pasando.
Nuevamente una persona más sabia me dijo lo siguiente: "Deja de reclamar, deja de preguntar el "¿Por qué?", empieza a aceptar y pregunta "¿Para qué?"".
Si...cabe mencionar que 3 años después apenas estoy escuchando y entendiendo ambos consejos... el corazón es tal vez el órgano más frágil y por la siguiente razón: puede no estar enfermo, puede estar en perfecto estado, pero son las cosas no físicas las que nos afectan y en todos los ámbitos, a quién no le ha pasado que después de una decepción hasta se sienten enfermos...De la misma manera tarda más tiempo en sanar pero todo depende de lo que se elija hacer, seguir escuchando al corazón (que de verdad es masoquista y ama sin resentimientos y sin entender que seguir amando así daña) o pensar un poco y forzar al corazón a cicatrizar y enfocarse en otra cosa...
Mi caso es el siguiente: decidí escuchar a mi mente y alejarme de aquella persona a la que si amo (y probablemente nunca deje de amar por haber sido mi primer amor y todo eso)y escuchar a mi mente que me dice que todo lo que pasé con él fue una mentira, que todas las promesas antes citadas de una vida eterna juntos son palabras dichas sin un verdadero sentimiento, que el amor que según el profesaba en realidad no es más que un engaño y simplemente el dolor no debe de ser tan grande. En efecto ningún amor es perfecto pero no por eso tengo que conformarme con sufrir y una persona que en realidad no me valora y me da las sobras de lo que tiene.
En realidad pienso que es la mejor decisión que pude haber tomado...sin embargo me trae otro problema...hay un chico que en realidad me quiere, que me demuestra como puede que por mi si es capaz de cumplir las promesas que el otro no cumplió... pero ahora tengo miedo. Ya ha pasado casi un año de mi relación pasada y sigo con cicatrices en el corazón... y tengo miedo de dejar que otra persona cure mis heridas, de cierta manera no quiero volver a depender de alguien para que mi corazón esté saludable, quisiera ser yo mi propio doctor... y tal vez es ahí donde cometo mi error, ni siquiera sé en donde se encuentran aquellas heridas y alejarme es otra forma de mantener la herida abierta...
En mi mente el amor ya no vale nada, en mi mente las relaciones son para satisfacer necesidades superficiales, para aumentar el ego, para sentirte bien... en mi mente, creer en el amor verdadero no hace que éste sea real...
En mi corazón quiero creer, quiero creer que si fui alejada de un mal es por que hay alguien mejor para mi, es por que ya aprendí todo lo que tenía que aprender de él, en mi corazón quiero creer en el príncipe azul y el caballero de armadura brillante que luchan por tu amor hasta el final, en mi corazón los cuentos de hadas son reales...en mi corazón creer es hacer las cosas realidad...
Y en mí....en mí hay una guerra campal entre escuchar a mi corazón o escuchar a mi mente... no sé en que momento escuchar a cuál, y entre ellos, al menos por el momento, no existe la comunicación.
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