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martes, 30 de noviembre de 2010

Al compás de tu canción


Hay veces que al destino simplemente le da la gana sorprenderte, a veces para bien, a veces para mal. Hay momentos en la vida que no pudieron ser más perfectos aunque se planearan, y lo maravilloso de esos momentos es que en efecto no se planean del todo, son de esas cosas que si hubieras llegado 5 minutos más tarde no hubiera pasado nada, que si te hubiera dado flojera caminar o salir nunca habrían ocurrido, son de esas ocasiones en las que el destino te guía.

Si, lo acepto, me quejé del amor y de las ironías que escribe el guionista de mi vida, sigo pensando que tiene muy buenas puntadas… pero también hay ocasiones en las que lo mejor es no pensar y dejarte llevar por el momento… como cuando escuchas una canción.

Escuchar una canción no es tan trivial como parece… me encanta la música, pero la disfruto más si es en vivo, ¿por qué? Porque puedo realmente escucharla, puedo disfrutarla con todos mis sentidos, sentir las vibraciones, ver como se toca la pieza, escuchar lo que se compuso en conjunto… dejarme llevar por la música, como dejarme llevar por el momento.

Si, pensar es bueno y te evita futuras heridas, te ayuda a analizar situaciones y a tomar decisiones mejor estructuradas viendo todos los resultados posibles y escogiendo aquel que te afecte menos, pero también te limita los sentidos y las emociones. Con respecto al amor sigo en la misma situación, sin embargo, soy cursi por naturaleza lo que significa que atesoro los momentos mágicos sean cuales sean, y el destino me sorprendió gratamente con un momento que recordaré toda mi vida, un concierto privado y en vivo.

Como dije, escuchar música en vivo es mejor que desde un reproductor de música, por lo tanto, aunque no hubiera pasado nada del otro mundo, hubiera disfrutado el concierto por sí solo, sin embargo, el momento, el ambiente, la compañía formaron la combinación perfecta para despertar todos mis sentidos, todas mis emociones y darme una grata sorpresa de conocer a una persona que estoy segura se quedará en mi vida ya sea como amigo… o con suerte algo más.

El momento fue tan mágico que tuvo que haber una repetición (y la hubo), también fue tan perfecto que sin importar el desenlace de la historia, el momento en sí ya es un recuerdo memorable, nada desperdiciable y un instante en el que todos mis sentidos y sentimientos despertaron, todos al compás de diferentes canciones. Me relajaron, me enamoraron, me deprimieron, me alegraron, me conquistaron, me coquetearon, me enseñaron, me lastimaron… fue una noche excepcional en donde aparte de encontrar un desahogo a los sentimientos que no se habían permitido salir, cada parte de mi cuerpo se despertó, sentí la música con los dedos, con las manos, con las piernas…escuché con el corazón, con los oídos, con la garganta… y vi dedos bailando al compás de una canción, pies manteniendo el ritmo, dirección para acompañar la canción y todo en un concierto que me calentó el corazón y me despertó aquella ilusión dormida de la posibilidad de un amor.

No puedo decir que me enamoré porque sería mentira, tampoco que me conquistaron, simplemente tuve una noche perfecta en la que pensé que el amor tal vez no sea tan mala idea… si el destino lo planea para ti como lo hizo con éste pequeño encuentro.

Ahora solamente tengo una reflexión final que hacer: Destino, si me he de enamorar, quiero que tú me guíes y entregues a los brazos de la persona correcta para hacerlo, gracias por regalarme una noche mágica al compás de tu canción.

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